Corazón de chocolate

Pastel corazónEste pastel empecé a hacerlo para aprovechar dos moldes de silicona en forma de corazón que me regalaron, y desde entonces lo rescato siempre que hay una celebración especial que lo merezca (ideal para San Valentín). Se trata de un ligero bizcocho de chocolate, relleno de nata y frambuesas y cubierto de apetitoso chocolate negro. No falla para conquistar a quienes lo prueban. En esta ocasión, las peques y yo mezclamos el doble de masa para poder hacer también varios corazones pequeños que cortamos con unos cortagalletas.

 

 

Ingredientes:

Para el bizcocho:

150 ml leche
1 cucharada sopera de mantequilla
1 cucharada sopera de extracto de vainilla
3 huevos
200 g de azúcar fino
175 g de harina
3 cucharadas soperas de cacao
1 cucharadita de bicarbonato

Para el relleno:

125 ml de nata para montar
125 g de frambuesas

Para la cobertura de chocolate:

150 ml de nata para montar (con un mucho contenido en materia grasa)
150 g chocolate negro (70 %)
1 cucharada sopera de sirope de caña de azúcar
125 g de frambuesas

Método:

– Empezando con el bizcocho, calentar la leche y la mantequilla en un cazo a fuego medio hasta que la mantequilla se haya fundido. Añadir la vainilla y revolver.

– En un cuenco, batir los huevos con el azúcar hasta que estén espumosos y, en otro bol, combinar la harina, el cacao y el bicarbonato.

– Verter la leche y la mantequilla en el cuenco con los huevos y el azúcar, y batirlo todo hasta que esté bien combinado. Agregar la harina con el cacao y bicarbonato tamizados y mezclar con una cuchara metálica, hasta que todos los ingredientes estén incorporados.

– Engrasar con mantequilla dos moldes en forma de corazón, de unos 23 cm. Si son de silicona no hace falta poner papel de horno en la base. Repartir entre los dos moldes la masa del bizcocho.

– Calentar el horno hasta 170ºC. Cuando llegue a esta temperatura, hornear los dos bizcochos en sus moldes durante unos 20 minutos. Cuando estén hechos (meter un palillo para comprobar, debe salir seco), dejar enfriar unos 10 minutos dentro de los mismos moldes y luego sacarlos y ponerlos a enfriar encima de una rejilla. Veréis que los dos bizcochos son bastante finos.

– Para hacer el relleno, montar la nata, añadir las frambuesas y aplastarlas con un tenedor, para que quede una combinación rosácea y se vea la nata con trocitos de frambuesa. Poner el relleno sobre una de las mitades del pastel y cubrirlo con la otra.

– Para la cobertura, poner en un cazo la nata líquida para montar, el chocolate cortado a trozos y el sirope, y calentar a fuego lento hasta que el chocolate esté casi derretido. Sacarlo entonces del fuego y mezclarlo todo bien con unas varillas, hasta obtener una mezcla fina y brillante. Verter esta mezcla sobre el pastel y repartirla por la superficie y los lados con una espátula, hasta que quede todo bien cubierto. Decorar el pastel con el resto de las frambuesas.

‘Mousse’ de chocolate con especias

Mousse xocoEsta es una de mis recetas favoritas en este momento. Se trata de un mousse de chocolate tradicional pero con el intenso sabor añadido de especias y -el arma secreta- ¡chile picante! La combinación de cacao y picante funciona muy bien, como bien saben los mexicanos, en cuya gastronomía me inspiré para «inventar» este postre. Va genial para finalizar una comida mexicana o en cualquier momento, acompañado de nata montada y, si apetece, una galleta de mantequilla.

Ingredientes:

125 g de mantequilla
300 g de chocolate negro (70 %)
3 yemas de huevo
las claras de 10 huevos
100 g azúcar
225 ml de nata para montar.
1/4 cucharadita de canela
1/4 cucharadita de all spice o pimienta de Jamaica
1/4 cucharadita de chiles o pimientos picantes en polvo

Método:

– Fundir la mantequilla y el chocolate cortado a pedazos en un bol encajado encima de una olla con un poco de agua hirviendo, vigilando que el agua no toque la base del bol. Ponerlo a fuego lento y cubrir el bol con una tapa grande. Revolver de vez en cuando con una cuchara. Cuando esté todo fundido, revolver bien y dejar enfriar un poco, hasta que no queme.

Con una espátula, transferir esta mezcla a un cuenco más grande donde haya espacio para añadir el resto de los ingredientes.

– Añadir una a una las yemas de huevo, batiendo muy bien cada vez con una batidora de varillas. Añadir la canela, all spice y chiles y volver a batir bien.

– En otro cuenco, montar la nata hasta que esté esponjosa pero no demasiado sólida, y añadir cuidadosamente a la mezcla de chocolate.

– En un tercer bol, montar las claras con una pizca de sal hasta que estén a punto de nieve. Hacia el final del proceso, ir añadiendo el azúcar despacito, sin dejar de batir. Incorporar las claras montadas con el azúcar a la mezcla de chocolate muy cuidadosamente, con una cuchara de metal o una espátula.

– El mousse está hecho. Ahora, depositar la mezcla en un recipiente para servir o en moldes individuales y ponerlo en la nevera hasta que sea el momento de llevarlo a la mesa (mínimo un par de horas). A mí me gusta servirlo en tacitas de té o café.

¿Y qué hacemos con tantas yemas?: en esta receta nos habrán sobrado siete yemas, que se pueden emplear para hacer un delicioso bizcocho (que se puede congelar). Si tenemos menos yemas que nos hayan sobrado de otra receta, se pueden reducir las cantidades de los ingredientes.

Ingredientes:

6 o 7 yemas
cuatro cucharadas de agua caliente
200 g de azúcar
150 g de harina leudante
una pizca de sal
una cucharadita de extracto de vainilla
cuatro cucharadas de leche

Método:

– Untar con mantequilla un molde redondo desmontable de 20 cm de diámetro y forrar la base con papel de horno.

– Batir las yemas con el agua hasta que esté cremoso. Añadir gradualmente el azúcar y seguir batiendo con la batidora de varillas hasta que haya burbujas y todo esté muy bien mezclado. Agregar la vainilla y el pellizco de sal.

– Añadir la harina (tamizada con un colador) y la leche y revolver con una cuchara de metal o espátula hasta que esté todo bien mezclado. Si os parece que la masa queda muy líquida, lo que puede pasar si se nos va la mano con el agua o la leche o según las yemas, se puede añadir un poquito más de harina.

–  Pre-calentar el horno a 180ºC. Hornear durante unos 30 minutos. Para comprobar que el bizcocho este hecho, clavar un palillo, que tiene que salir seco.

Este bizcocho se puede comer tal cual o también se puede abrir por la mitad y rellenar con una capa de mermelada de fresa o frambuesa y nata montada. Espolvorear con azúcar glas.

¿Cómo separar claras y yemas?: hay gente que lo hace pasando el huevo de un lado a otro de su propia cáscara (después de cascarla) pero yo tengo una especie de cuchara de plástico con ranuras que atrapa la yema mientras que la clara se desliza hacia abajo (hay que colocar un recipiente debajo).

Profiteroles

profiterolesLos profiteroles son mucho más fáciles de hacer de lo que parecen y, como también son bastante rápidos, son el postre ideal para una cena de última hora con amigos. Si se desea, se puede hacer la pasta el día antes y rellenarla en el último momento (más abajo os explico el truco). Yo los suelo rellenar de nata montada y después los cubro con salsa de chocolate.

Ingredientes:

Para la pasta ‘choux’:

150 ml agua fría
50 g mantequilla
75 g harina (tamizada)
2 huevos

Para la salsa de chocolate:

125 g chocolate negro, a trozos
25 g mantequilla
2 cucharadas soperas de sirope de caña de azúcar

Además, nata montada sin azúcar para el relleno.

Método:

– Para hacer la pasta, poner la mantequilla y el agua fría en un cazo de tamaño mediano y calentar a fuego lento hasta que la mantequilla se haya fundido. Entonces, subir el fuego y llevarlo rápidamente al punto de ebullición, darle un hervor.

– Retirar el cazo del fuego y echar de una vez toda la harina (tamizada para evitar grumos). Removerlo todo con una cuchara de madera hasta que quede bien mezclado.

– Dejar que esta masa se enfríe un par de minutos y añadir los huevos poco a poco, batiendo con la cuchara o con un batidor eléctrico de varillas, hasta que la masa quede fina y brillante.

– Precalentar el horno a 200ºC. Engrasar una bandeja de horno grande con mantequilla y rociar un poco de agua (esto generará vapor en el horno y ayudará a que la pasta choux suba).

– Con una cuchara no muy grande, depositar unas 12 bolas (del tamaño de una pelota de golf) de la masa sobre la bandeja. Hornear en el estante superior del horno durante 20-25 minutos, hasta que estén ligeramente doradas.

– Cuando las saquéis del horno, con un cuchillo hacer un pequeño corte en cada profiterol, para que salga el vapor (¡cuidado que quema!). Dejar que se enfríen.

Para hacer la salsa…

– Poner el chocolate, la mantequilla y el sirope de caña de azúcar en un bol sobre una olla con un poco de agua hirviendo, sin que el bol toque el agua. A fuego lento, dejar que el contenido del bol se funda (ir revolviendo con una cuchara de vez en cuando). Dejar enfriar un poco la salsa.

Para montar el postre: poner una cucharada de nata montada en cada profiterol (esto puede hacerse también con manga pastelera) y, con una cuchara, verter salsa por encima de cada uno de ellos.

Truquillo: si habéis hecho la masa el día anterior, es normal que se haya ablandado un poco. Para devolverle su textura, calentar el horno a 200ºC y hornearlas durante unos 5 minutos más.

Brazo de gitano de trufa y nata

Choc rouladeEste brazo de gitano de chocolate con relleno de trufa y nata es uno de mis postres preferidos para fiestas y ocasiones especiales. Aunque se hace en varias fases, no es difícil y el resultado es excelente, además de que el pastel se conserva muy bien en la nevera. ¡Hay gente que hasta lo prefiere al día siguiente! La verdad es que, hoy en día, lo de «brazo de gitano» suena políticamente incorrecto, pero así es como se suele llamar en español lo que en inglés es un «Swiss roll» y en francés una «roulade». En todo caso, os animo a incorporar este pastel a vuestro repertorio.

Ingredientes:

6 huevos, separadas las claras y las yemas
150 g azúcar molido (yo lo prefiero moreno)
50 g cacao (molido y sin azúcar)

Para el relleno:

225 g chocolate negro (70 % cacao aprox.)
2 huevos, separadas las claras y las yemas
225 ml nata líquida (con alto contenido graso)

Para el acabado:

azúcar glas

Método:

– Primero, deciros que para este pastel necesitaréis un molde rectangular con borde bajo. El mío mide 32 x 22 cm y tiene poco más de un centímetro de profundidad (es el típico de brazo de gitano). Para prepararlo, lo untáis con mantequilla y forráis la base con papel de horno.

– Empezamos por el relleno: romper el chocolate dentro de un bol y poner el bol encima de un cazo con un poco de agua hirviendo suavemente, sobre el fogón. El agua no tiene que tocar el bol. Esperar hasta que el chocolate se funda (revolviendo con  una cuchara de vez en cuando) y retirarlo del fogón. Dejarlo enfriar un poquito.

– Añadir las yemas de los huevos y batirlo bien, con una cuchara de madera o con una batidora de varillas. Ahora, batir las claras de los huevos con la batidora de varillas en otro cuenco hasta que estén bien montadas (y no se caigan al darle la vuelta al cuenco). Mezclarlas con cuidado con una cuchara de metal en el bol con el chocolate.

Cubre el bol con este mousse de trufa con papel transparente y ponlo en la nevera para que se enfríe durante aproximadamente una hora.

– Para hacer el bizcocho de chocolate: poner las yemas en un cuenco y batirlas hasta que empiecen a espesarse, entonces añadir el azúcar y seguir batiendo hasta que esté bien integrado. Ahora, añadir el cacao y también mezclarlo bien.

– En otro cuenco, batir las claras hasta que estén montadas y hagan unos picos suaves. Con una cuchara de metal, introducir con cuidado las claras en el bol con el cacao y las yemas y revolver delicadamente hasta obtener una masa homogénea.
Verter la masa el molde ya preparado.

– Calentar el horno a 180ºC. Cuando llegue a esa temperatura, hornear el bizcocho durante unos 20 a 25 minutos, hasta que se hinche un poco y la masa esté elástica y vuelva a su posición al presionarla con el dedo (como si rebotara un poquito). Cuando el bizcocho esté cocido (también se puede comprobar con un palillo, que debe salir seco), dejarlo enfriar en el molde durante unos minutos.

– Cuando la masa del bizcocho esté bastante fría, extenderla sobre un rectángulo de papel de horno que habremos rociado con azúcar glas. Pelar el papel de horno que habrá quedado en la parte superior del pastel.

– Esparcir por encima del bizcocho el mousse de chocolate que teníamos en la nevera (tendrá una consistencia como de pomada). Ahora, montar la nata hasta que esté sólida pero aún suave y extenderla por encima del mousse.

– Con ayuda del papel de horno que hay debajo del bizcocho, enrollarlo con cuidado hasta que quede con forma de tronco (es normal que se agriete). Rociarlo con azúcar glas por encima y ¡ya está listo para servir!. Yo lo presento en una bonita bandeja alargada.

Este brazo de gitano de chocolate con mousse de trufa y nata está delicioso también en los días siguientes, cuando adquiere una interesante consistencia, como de helado.

‘Crumble’ de ruibarbo

crumbleruibarboEste debe ser con diferencia uno de los mejores postres del mundo. Es absolutamente suculento y muy británico, hasta el punto de que seguramente la mayoría de vosotros no habréis oído jamás hablar del «ruibarbo». ruibarboplantaSe trata de una planta cuyos tallos, parecidos al apio, se comen en compota, mermelada o como relleno de varios dulces. Aunque no es nativa del Reino Unido, los británicos la adoran. Yo también. Si podéis conseguir los ingredientes, la receta no es difícil. Por otra parte, también podéis sustituir el ruibarbo por manzana, otro crumble muy popular.

.

.

Ingredientes:

1 kg de ruibarbo, cortado en trozos de 1 cm
60 g de mantequilla
60 g de azúcar
1,5 cucharadas soperas de maizena
1 cucharada sopera de extracto de vainilla

Para el crumble de la cobertura:

200 g de harina
1 cucharadita de café colmada de levadura (tipo Royal)
150 g de mantequilla, fría y en dados
3 cucharadas soperas colmadas de azúcar
3 cucharadas soperas colmadas de azúcar moreno más grueso

Método:

Yo hago este crumble en una fuente redonda de pyrex de unos 23 cm de diámetro y una profundidad de unos 4 cm. Todavía mejor, pues queda más elegante, si tenéis una de cerámica.

– Saltear sobre fuego medio el ruibarbo con la mantequilla, la maizena, la vainilla y los 60 g de azúcar en una olla grande durante unos 5-8 minutos, hasta que la mantequilla se haya derretido y se haya formado una especie de sirope (el ruibarbo debe estar aún duro).

– Verted este relleno en el recipiente escogido y espolvorear bastante azúcar por encima. El ruibarbo necesita endulzarse pues es ácido.

– Ahora, poner la harina tamizada y la levadura en un cuenco grande y echar los dados de mantequilla. Mezclar con las puntas de los dedos hasta obtener una textura parecida al serrín (aunque habrá gránulos más gordos). Esta acción de desmenuzar o desmigar es lo que en inglés significa crumble. Agregar los dos tipos de azúcar y mezclar con un tenedor.

– Esparcir el crumble sobre el ruibarbo depositado en la fuente hasta cubrirlo todo. Se puede aplanar un poco con una cuchara.

– Pre-calentar el horno a 190ºC. Cuando esté a esa temperatura, introducir el recipiente del crumble de ruibarbo con una bandeja debajo, por si se vierte algo del líquido. Hornear durante unos 35-40 minutos, hasta que la cobertura de crumble esté dorada y el ruibarbo del relleno cocido (se habrá transformado casi en una compota). Servir templado acompañado de nata líquida y disfrutadlo.

¿Sabías que…? Al igual que el Pastel de limón y polenta, esta receta, aunque un poco adaptada, es de la autora británica Nigella Lawson. Para que estéis al día: desde que os hablé de ella por última vez, se ha divorciado de su marido, el famoso publicista Charles Saatchi. Cotilleos aparte, su crumble es imbatible.

Té con scones (Cream tea)

Imagen

Té con "scones" (Cream tea) El Cream tea es mi merienda inglesa preferida, deliciosa y fácil de preparar. Sería lo que entendemos por «el té de las cinco», aunque hoy en día nadie cumpla ese ritual (¡excepto quizás la reina!) salvo en días libres o en vacaciones.

Se trata de té inglés con o sin leche y unos pastelitos llamados scones que se rellenan con mermelada y nata o mantequilla. Los scones son rápidos de hacer e ideales si queréis sorprender a vuestros amigos. Todas las recetas que tengo utilizan una harina que incorpora ya la levadura (self-raising flour) y que ahora se empieza a comercializar en España (ver Harimsa y Gallo), pero más abajo os doy una alternativa por si no la encontráis. En cuanto al té… El genial escritor George Orwell publicó todo un ensayo sobre cómo preparar la taza perfecta, pero yo optaré por la vía rápida.

Para los scones (salen de 8 a 10):

225 g de harina leudante (con levadura incorporada) (*)
1 cucharadita de café de levadura química (tipo Royal)
un pellizquito de sal
50 g de mantequilla a dados
50 g de azúcar molido
150 ml de leche
algo más de leche para pintar los scones

Método:

1- Tamizar la harina, la levadura y la sal en un bol grande (yo utilizo un colador grande para tamizar).

2- Usando las puntas de los dedos, frotar los dados de mantequilla con la harina hasta conseguir una textura similar al serrín o el pan rallado. Incorporar el azúcar y mezclarlo con una cuchara de metal o madera.

2- Verter la leche poco a poco e irla mezclando con un cuchillo sin sierra hasta conseguir una masa suave y algo húmeda. Hacer una bola con esta masa y volcarla sobre una superficie en la que hemos espolvoreado harina.

3- La amasamos suavemente hasta que esté más sólida y más o menos desaparezcan las grietas. Si la masa nos ha quedado muy húmeda, tal vez necesitemos espolvorearla con un poco más de harina (sin pasarnos, tampoco conviene que quede muy seca).

4- Con un rodillo o con las palmas de las manos, aplastamos la masa hasta que tenga un grosor de unos 2 cm. Ahora, con un cortador de galletas de unos 6 cm de diámetro (de borde liso u ondulado), hacemos círculos hasta utilizar toda la masa. (Si no tenéis cortador de galletas, podéis utilizar la boca de un vaso, pero no quedan tan bonitos).

5- Precalentar el horno a 220ºC. Untar una bandeja plana con un poco de mantequilla. Colocar los scones sobre la bandeja, que no queden muy juntos. Con una brocha (o, si no tenéis, con el dedo), pintarlos con un poquito de leche por encima. Cuando el horno esté a la temperatura adecuada, ponerlos dentro y dejarlos de 10 a 12 minutos, hasta que hayan subido y estén  dorados.

6- Los sacamos del horno y, tras un par de minutos de reposo en la bandeja, los retiramos con cuidado y los ponemos a enfriar en la encimera sobre una rejilla metálica (como por ejemplo el «grill» de una bandeja, para que el aire pueda circular también por abajo).

7- Los scones son buenos tanto templados como fríos. Cuando queráis servirlos, los cortáis por la mitad y los untáis con mantequilla y mermelada de fresa o frambuesa o, mucho mejor, con una capa de mermelada y otra de nata montada sin azúcar. Mmmmmh… ¡Se me hace la boca agua!

(*) Si no tenéis harina con levadura incorporada, sustituirla por harina normal con dos cucharaditas de café (en total) colmadas de levadura.

¿Sabías que…?: el Cream tea más auténtico se elabora no con mantequilla o nata montada sino con clotted cream, una nata especial que se elabora en los condados de Devon y Cornualles. Lo que hacen es calentar leche entera al baño María en unos recipientes especiales y luego la dejan enfriar. Lo que al final queda es la nata o crema propia de la leche solidificada. Es este producto, a medio camino entre la nata y la mantequilla, el que se extiende sobre los scones.

Y ahora el té (para unas cuatro personas):

No a todo el mundo le gusta el té y siempre podéis sustituirlo por café o infusiones, aunque entonces ya no será tan English y ¡técnicamente tampoco será un Cream tea! Yo, después de una década en Londres, soy adicta al té inglés y me tomo varias tazas al día, va fenomenal para contrarrestar el frío del invierno.

Si os animáis con el té, necesitáis té negro de hoja o en bolsitas, tipo English Breakfast o, si lo preferís más aromático, Earl Grey (dicen que es el favorito de Isabel II, yo prefiero el otro).

1- Ponéis en una tetera de servir (no de las que se ponen sobre el fogón) unas tres cucharaditas de café de té de hoja o tres bolsitas de té, según el tamaño de la tetera. Hay un dicho en inglés que dice que se pone una cucharadita por persona y otra más para la tetera (one for each person and one for the pot), pero para mi gusto así el té sale demasiado fuerte.

2- Hervir agua en un cazo, una tetera de las que se ponen en el fogón o una tetera eléctrica (sirve para hervir agua y la tienen todos los británicos).

3- Cuando el agua ha hervido, verterla en la tetera donde está el té hasta un poquito más abajo del borde superior. Dejarlo reposar unos tres minutos. Los ingleses tapan la tetera con una funda (tea cosy) para que no se enfríe (las de lana son muy graciosas).

4- Poner aproximadamente un dedo de leche en cada una de las tazas. Verter el té (si la tetera no tiene un colador interno, tendréis que colarlo según cae a la taza). Añadir más leche o más té al gusto.

Sorbito de té, bocadito de scone… Solo os falta poner Rule Britannia en el Ipod y es como si estuvierais en Buckingham Palace.