Té con scones (Cream tea)

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Té con "scones" (Cream tea) El Cream tea es mi merienda inglesa preferida, deliciosa y fácil de preparar. Sería lo que entendemos por «el té de las cinco», aunque hoy en día nadie cumpla ese ritual (¡excepto quizás la reina!) salvo en días libres o en vacaciones.

Se trata de té inglés con o sin leche y unos pastelitos llamados scones que se rellenan con mermelada y nata o mantequilla. Los scones son rápidos de hacer e ideales si queréis sorprender a vuestros amigos. Todas las recetas que tengo utilizan una harina que incorpora ya la levadura (self-raising flour) y que ahora se empieza a comercializar en España (ver Harimsa y Gallo), pero más abajo os doy una alternativa por si no la encontráis. En cuanto al té… El genial escritor George Orwell publicó todo un ensayo sobre cómo preparar la taza perfecta, pero yo optaré por la vía rápida.

Para los scones (salen de 8 a 10):

225 g de harina leudante (con levadura incorporada) (*)
1 cucharadita de café de levadura química (tipo Royal)
un pellizquito de sal
50 g de mantequilla a dados
50 g de azúcar molido
150 ml de leche
algo más de leche para pintar los scones

Método:

1- Tamizar la harina, la levadura y la sal en un bol grande (yo utilizo un colador grande para tamizar).

2- Usando las puntas de los dedos, frotar los dados de mantequilla con la harina hasta conseguir una textura similar al serrín o el pan rallado. Incorporar el azúcar y mezclarlo con una cuchara de metal o madera.

2- Verter la leche poco a poco e irla mezclando con un cuchillo sin sierra hasta conseguir una masa suave y algo húmeda. Hacer una bola con esta masa y volcarla sobre una superficie en la que hemos espolvoreado harina.

3- La amasamos suavemente hasta que esté más sólida y más o menos desaparezcan las grietas. Si la masa nos ha quedado muy húmeda, tal vez necesitemos espolvorearla con un poco más de harina (sin pasarnos, tampoco conviene que quede muy seca).

4- Con un rodillo o con las palmas de las manos, aplastamos la masa hasta que tenga un grosor de unos 2 cm. Ahora, con un cortador de galletas de unos 6 cm de diámetro (de borde liso u ondulado), hacemos círculos hasta utilizar toda la masa. (Si no tenéis cortador de galletas, podéis utilizar la boca de un vaso, pero no quedan tan bonitos).

5- Precalentar el horno a 220ºC. Untar una bandeja plana con un poco de mantequilla. Colocar los scones sobre la bandeja, que no queden muy juntos. Con una brocha (o, si no tenéis, con el dedo), pintarlos con un poquito de leche por encima. Cuando el horno esté a la temperatura adecuada, ponerlos dentro y dejarlos de 10 a 12 minutos, hasta que hayan subido y estén  dorados.

6- Los sacamos del horno y, tras un par de minutos de reposo en la bandeja, los retiramos con cuidado y los ponemos a enfriar en la encimera sobre una rejilla metálica (como por ejemplo el «grill» de una bandeja, para que el aire pueda circular también por abajo).

7- Los scones son buenos tanto templados como fríos. Cuando queráis servirlos, los cortáis por la mitad y los untáis con mantequilla y mermelada de fresa o frambuesa o, mucho mejor, con una capa de mermelada y otra de nata montada sin azúcar. Mmmmmh… ¡Se me hace la boca agua!

(*) Si no tenéis harina con levadura incorporada, sustituirla por harina normal con dos cucharaditas de café (en total) colmadas de levadura.

¿Sabías que…?: el Cream tea más auténtico se elabora no con mantequilla o nata montada sino con clotted cream, una nata especial que se elabora en los condados de Devon y Cornualles. Lo que hacen es calentar leche entera al baño María en unos recipientes especiales y luego la dejan enfriar. Lo que al final queda es la nata o crema propia de la leche solidificada. Es este producto, a medio camino entre la nata y la mantequilla, el que se extiende sobre los scones.

Y ahora el té (para unas cuatro personas):

No a todo el mundo le gusta el té y siempre podéis sustituirlo por café o infusiones, aunque entonces ya no será tan English y ¡técnicamente tampoco será un Cream tea! Yo, después de una década en Londres, soy adicta al té inglés y me tomo varias tazas al día, va fenomenal para contrarrestar el frío del invierno.

Si os animáis con el té, necesitáis té negro de hoja o en bolsitas, tipo English Breakfast o, si lo preferís más aromático, Earl Grey (dicen que es el favorito de Isabel II, yo prefiero el otro).

1- Ponéis en una tetera de servir (no de las que se ponen sobre el fogón) unas tres cucharaditas de café de té de hoja o tres bolsitas de té, según el tamaño de la tetera. Hay un dicho en inglés que dice que se pone una cucharadita por persona y otra más para la tetera (one for each person and one for the pot), pero para mi gusto así el té sale demasiado fuerte.

2- Hervir agua en un cazo, una tetera de las que se ponen en el fogón o una tetera eléctrica (sirve para hervir agua y la tienen todos los británicos).

3- Cuando el agua ha hervido, verterla en la tetera donde está el té hasta un poquito más abajo del borde superior. Dejarlo reposar unos tres minutos. Los ingleses tapan la tetera con una funda (tea cosy) para que no se enfríe (las de lana son muy graciosas).

4- Poner aproximadamente un dedo de leche en cada una de las tazas. Verter el té (si la tetera no tiene un colador interno, tendréis que colarlo según cae a la taza). Añadir más leche o más té al gusto.

Sorbito de té, bocadito de scone… Solo os falta poner Rule Britannia en el Ipod y es como si estuvierais en Buckingham Palace.