‘Blondies’

BlondiesLos ‘blondies’  (rubitos) son la antítesis de los ‘brownies’ (morenitos) y, aunque parezca mentira, tan ricos como éstos. En lugar de chocolate, los blondies llevan una mezcla de azúcar moreno y mantequilla que los hace especialmente jugosos y muy adictivos. Os los recomiendo para aquellos días en que os apetece algo dulce pero no sabéis qué comer… (y no tenéis ganas de chocolate, claro).

Ingredientes:

280 g azúcar muscovado de color claro
115 g de mantequilla
2 huevos batidos
175 g de harina leudante
2 cucharaditas pequeñas de extracto de vainilla
100 g de nueces pecanas, a trozos

Método:

– Untar con mantequilla una bandeja cuadrada de 23 cm (una alargada de tamaño parecido también vale). Fundir el azúcar y la mantequilla en un cazo a fuego lento, revolver para que todo quede bien mezclado. Retirarlo del fuego.

– A continuación, añadir los huevos poco a poco, batiendo bien con el batidor de varillas eléctrico o manual. Tamizar la harina y un pellizco de sal. Añadir la vainilla y batirlo todo bien. Agregar las nueces y mezclar bien con una cuchara de metal. Verter la masa en la bandeja.

– Precalentar el horno a 180ºC. Cuando esté a esta temperatura, meter la bandeja y hornear durante unos 25-30 minutos. Comprobar a los 25 minutos: la superficie del pastel debe estar firme y dorada. Si insertáis un palillo, debe salir con alguna miga pero no con masa cruda.

– Depositar la bandeja sobre una rejilla de horno y dejar enfriar durante una media hora. Cortar los blondies a cuadrados ycolocarlos encima de la rejilla para que acaben de enfriarse.

Un nota: la falda escocesa del dibujo es licencia del artista y no indica que los ‘blondies’ sean escoceses… Pero queda más divertido.

Flapjacks

FlapjacksLos flapjacks, muy populares en el Reino Unido y otros países que fueron colonias británicas, como Australia o Nueva Zelanda, son una especie de barrita de cereales en que el principal ingrediente son los copos de avena. Aunque se desconoce su origen, la palabra empieza a aparecer en la literatura británica en el siglo XVII, si bien en ese momento se refería a un postre parecido a las tortitas. A pesar de ser muy sencillos y rápidos de hacer, los flapjacks, cuando están bien hechos, son suculentos  y gratificantes. A los niños les encantan.

Ingredientes*:

175 g de mantequilla
175 g azúcar moreno muy molido
4 cucharadas soperas de sirope de azúcar de caña
350 g de copos de avena grandes
50 g de cereales corn flakes

Método:

– Untar ligeramente con mantequilla una bandeja de horno de unos 28 cm x 18 cm. En un cazo, fundir a fuego lento la mantequilla, el azúcar y el sirope, revolviendo con una cuchara de madera hasta que el azúcar se haya disuelto.

– Retirar del fuego y verter los copos de avena y los cereales. Revolver con la cuchara de madera hasta que todo esté bien mezclado (quedará bien pegajoso).

– Depositar la mezcla en la bandeja repartiéndola para que ocupe toda su superficie. Presionar con la cuchara para que queda plano.

– Precalentar el horno a 180ºC. Cuando esté a esta temperatura, meter la bandeja y hornear los flapjacks durante unos 25 minutos, hasta que estén dorados y firmes. Dejarlos enfriar unos 10 minutos y cortarlos en cuadrados o barritas dentro de la propia bandeja. Sacar las barritas cuando estén completamente frías.

Trucos:

– si queréis, cuando las barritas estén frías, las podéis sumergir parcialmente (la base o un extremo) en chocolate fundido. Para ello, fundir una tableta de chocolate negro o con leche en un cuenco sobre una olla con un poco de agua hirviendo, vigilando que el agua no toque la base del bol. Cuando el chocolate ya esté fundido (ir revolviendo), apartarlo del fuego. Ir sumergiendo las barritas y ponerlas a secar sobre una rejilla.

– en el momento de verter los copos de avena, podéis añadir también 50 g de frutos secos, como albaricoques, grosellas o pasas, o combinarlo con pipas de calabaza o lo que más os guste.

* Es posible que algunos de los ingredientes os cuesten de encontrar fuera del Reino Unido, aunque hoy en día ¡todo se puede comprar por internet! Para que os sea más fácil, os doy los nombres en inglés: oats (copos de avena); soft light brown sugar (azúcar moreno muy molido) y golden syrup (sirope de azúcar de caña).

 

Profiteroles

profiterolesLos profiteroles son mucho más fáciles de hacer de lo que parecen y, como también son bastante rápidos, son el postre ideal para una cena de última hora con amigos. Si se desea, se puede hacer la pasta el día antes y rellenarla en el último momento (más abajo os explico el truco). Yo los suelo rellenar de nata montada y después los cubro con salsa de chocolate.

Ingredientes:

Para la pasta ‘choux’:

150 ml agua fría
50 g mantequilla
75 g harina (tamizada)
2 huevos

Para la salsa de chocolate:

125 g chocolate negro, a trozos
25 g mantequilla
2 cucharadas soperas de sirope de caña de azúcar

Además, nata montada sin azúcar para el relleno.

Método:

– Para hacer la pasta, poner la mantequilla y el agua fría en un cazo de tamaño mediano y calentar a fuego lento hasta que la mantequilla se haya fundido. Entonces, subir el fuego y llevarlo rápidamente al punto de ebullición, darle un hervor.

– Retirar el cazo del fuego y echar de una vez toda la harina (tamizada para evitar grumos). Removerlo todo con una cuchara de madera hasta que quede bien mezclado.

– Dejar que esta masa se enfríe un par de minutos y añadir los huevos poco a poco, batiendo con la cuchara o con un batidor eléctrico de varillas, hasta que la masa quede fina y brillante.

– Precalentar el horno a 200ºC. Engrasar una bandeja de horno grande con mantequilla y rociar un poco de agua (esto generará vapor en el horno y ayudará a que la pasta choux suba).

– Con una cuchara no muy grande, depositar unas 12 bolas (del tamaño de una pelota de golf) de la masa sobre la bandeja. Hornear en el estante superior del horno durante 20-25 minutos, hasta que estén ligeramente doradas.

– Cuando las saquéis del horno, con un cuchillo hacer un pequeño corte en cada profiterol, para que salga el vapor (¡cuidado que quema!). Dejar que se enfríen.

Para hacer la salsa…

– Poner el chocolate, la mantequilla y el sirope de caña de azúcar en un bol sobre una olla con un poco de agua hirviendo, sin que el bol toque el agua. A fuego lento, dejar que el contenido del bol se funda (ir revolviendo con una cuchara de vez en cuando). Dejar enfriar un poco la salsa.

Para montar el postre: poner una cucharada de nata montada en cada profiterol (esto puede hacerse también con manga pastelera) y, con una cuchara, verter salsa por encima de cada uno de ellos.

Truquillo: si habéis hecho la masa el día anterior, es normal que se haya ablandado un poco. Para devolverle su textura, calentar el horno a 200ºC y hornearlas durante unos 5 minutos más.

Flan de huevo

Flan de huevoNuestro lechero, Steve, viene a traernos botellas de leche los lunes, miércoles y viernes (sí, como en los viejos tiempos en Inglaterra). A veces nos despistamos y acabamos con más cantidad de la que podemos consumir. Cuando esto sucede, hago arroz con leche o estos flanes de hoy, que son un postre simple pero que puede adornarse con multitud de complementos. A los niños les encanta con un poco de nata de espray encima (tiene que ser de espray) y para los invitados los podéis servir también acompañados de frambuesas y/o una galleta tipo shortbread como las que hicimos al principio del blog. En esta foto, el flan lleva un caramelo muy suave, que es como gusta en casa.

Ingredientes (salen de 6 a 8 flanes, dependiendo del tamaño de los moldes):

Para el caramelo:

100 g de azúcar
4 cucharadas de agua

Para el flan:

600 ml de leche entera
100 g azúcar
1 cucharadita de extracto de vainilla
4 huevos grandes

Método:

– Para hacer el caramelo, poner el azúcar y el agua en un cazo y cocerlo a fuego medio, agitando el cazo por el mango (no revolver con cuchara), hasta que burbujee y tome un color ambarino (tarda unos minutos). Cuando llegue a este punto, retirarlo del fuego y repartirlo por las bases de los moldes.

– Para hacer los flanes, poner la leche en una olla con el azúcar y la vainilla y llevarlo a la ebullición, revolviendo con una cuchara de madera para disolver el azúcar. Si os apetece, podéis poner una corteza de limón o naranja para aromatizar.

– Cuando la leche arranque a hervir, la sacáis del fuego y dejáis que se enfríe unos 10 minutos. En un cuenco grande, batir los huevos ligeramente con un tenedor o un batidor de varillas. Posteriormente, sacar las cortezas de fruta de la leche (si habéis puesto) y, con un cucharón, ir vertiendo el líquido en el cuenco de los huevos, revolviendo bien para que quede todo muy bien mezclado. Repartir la mezcla por los moldes de los flanes.

– Precalentar el horno a 160ºC. Depositar los moldes en una bandeja de horno grande con bordes altos, que llenaréis hasta la mitad (de los moldes) de agua hirviendo. Hornear durante unos 25 minutos o hasta que los flanes estén cuajados.

– Sacar los moldes del agua y dejarlos enfriar; después, refrigerar en la nevera durante un mínimo de tres horas. Para servir, pasad un cuchillo alrededor del flan e invertir el molde en un plato. ¡Decorad al gusto!

Psssst!: los flanes aguantan bien varios días en el frigorífico, pero mejor tapadlos con papel transparente.

‘Crumble’ de ruibarbo

crumbleruibarboEste debe ser con diferencia uno de los mejores postres del mundo. Es absolutamente suculento y muy británico, hasta el punto de que seguramente la mayoría de vosotros no habréis oído jamás hablar del «ruibarbo». ruibarboplantaSe trata de una planta cuyos tallos, parecidos al apio, se comen en compota, mermelada o como relleno de varios dulces. Aunque no es nativa del Reino Unido, los británicos la adoran. Yo también. Si podéis conseguir los ingredientes, la receta no es difícil. Por otra parte, también podéis sustituir el ruibarbo por manzana, otro crumble muy popular.

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Ingredientes:

1 kg de ruibarbo, cortado en trozos de 1 cm
60 g de mantequilla
60 g de azúcar
1,5 cucharadas soperas de maizena
1 cucharada sopera de extracto de vainilla

Para el crumble de la cobertura:

200 g de harina
1 cucharadita de café colmada de levadura (tipo Royal)
150 g de mantequilla, fría y en dados
3 cucharadas soperas colmadas de azúcar
3 cucharadas soperas colmadas de azúcar moreno más grueso

Método:

Yo hago este crumble en una fuente redonda de pyrex de unos 23 cm de diámetro y una profundidad de unos 4 cm. Todavía mejor, pues queda más elegante, si tenéis una de cerámica.

– Saltear sobre fuego medio el ruibarbo con la mantequilla, la maizena, la vainilla y los 60 g de azúcar en una olla grande durante unos 5-8 minutos, hasta que la mantequilla se haya derretido y se haya formado una especie de sirope (el ruibarbo debe estar aún duro).

– Verted este relleno en el recipiente escogido y espolvorear bastante azúcar por encima. El ruibarbo necesita endulzarse pues es ácido.

– Ahora, poner la harina tamizada y la levadura en un cuenco grande y echar los dados de mantequilla. Mezclar con las puntas de los dedos hasta obtener una textura parecida al serrín (aunque habrá gránulos más gordos). Esta acción de desmenuzar o desmigar es lo que en inglés significa crumble. Agregar los dos tipos de azúcar y mezclar con un tenedor.

– Esparcir el crumble sobre el ruibarbo depositado en la fuente hasta cubrirlo todo. Se puede aplanar un poco con una cuchara.

– Pre-calentar el horno a 190ºC. Cuando esté a esa temperatura, introducir el recipiente del crumble de ruibarbo con una bandeja debajo, por si se vierte algo del líquido. Hornear durante unos 35-40 minutos, hasta que la cobertura de crumble esté dorada y el ruibarbo del relleno cocido (se habrá transformado casi en una compota). Servir templado acompañado de nata líquida y disfrutadlo.

¿Sabías que…? Al igual que el Pastel de limón y polenta, esta receta, aunque un poco adaptada, es de la autora británica Nigella Lawson. Para que estéis al día: desde que os hablé de ella por última vez, se ha divorciado de su marido, el famoso publicista Charles Saatchi. Cotilleos aparte, su crumble es imbatible.

Arroz con leche

arroz con leche 3Acabo de hacer este arroz con leche y he pensado en compartir la receta con vosotros, aunque no es para nada inglesa. De hecho, los británicos tienen una versión de este postre, llamada rice pudding, que hacen al horno, pero nunca la he probado (cuando lo haga, os cuento). La receta que os doy es tradicional y encontraréis muchas similares, pero a mí me parece que esta es especialmente fácil y sabrosa. El arroz con leche es un dulce universal y lo que más me gusta es que lo comparten cristianos, árabes y judíos. Yo, como podéis ver en la foto, lo sirvo en cualquier recipiente que encuentro (aunque para una cena especial intentaría al menos que estuvieran conjuntados…). Más abajo os doy truquillos para que os salga aún más delicioso.

Ingredientes:

200 g de arroz
350 ml de agua
1 litro de leche
175 g de azúcar (o al gusto)
opcional: corteza de limón, extracto de vainilla, nata líquida, canela*

Método:

– poner el arroz en una olla grande con el agua fría. Cuando hierva, bajar el fuego y cocer a fuego lento durante unos 6 minutos o hasta que el agua se haya absorbido. Lo tenéis que vigilar y revolver con frecuencia para que el arroz no se pegue.

– añadir la leche y subir el fuego para que hierva. Cuando arranque el hervor, bajar el fuego y cocer a fuego muy lento durante unos 30 minutos o hasta que el arroz esté muy suave y la leche se haya absorbido casi por completo (debe quedar algo de líquido). Hay que ir revolviendo constantemente para que no se pegue.

– añadir el azúcar y revolver para que quede bien combinado. Cocinar unos minutos más. Al final de este proceso, tendréis un arroz muy cremoso. Servir con canela espolvoreada por encima.

*Los truquillos: aquí tenéis algunas ideas para variar el sabor y que os quede buenísimo:

si os gusta con sabor a limón, añadid un par de tiras de corteza de limón cuando echéis la  leche y retiradla al cabo de un rato. Si os apetece con sabor a vainilla, echadle unas gotitas de extracto de vainilla cuando pongáis el azúcar. Yo suelo poner en todos los casos un buen chorro de nata líquida hacia el final para que quede extracremoso.

El arroz con leche de la foto es de vainilla, pues no tenía limón cuando se me ocurrió hacerlo, y lleva nata, que me encanta.